Las tortugas marinas tuvieron que realizar una serie de adaptaciones
importantes para poder sobrevivir y colonizar el medio marino, partiendo
de las marismas y estuarios en las márgenes del mar de Tethis. Una de
las principales adaptaciones necesarias para su movilidad fue el cambio
de las patas por aletas que, unido a un importante desarrollo muscular,
permitiría a estos animales desplazarse con destreza en el agua. Sin
embargo, este desarrollo muscular implicaba también que las tortugas
marinas perdían la opción de retraer su cabeza y extremidades bajo la
seguridad del caparazón.
A pesar de estas y otras adaptaciones a la vida en un medio acuático
salino, dos aspectos de su historia natural aparecen como importantes
factores limitantes, especialmente en la actualidad frente a diversas
amenazas derivadas del uso intensivo del medio marino y costero por
parte principalmente de las industrias de la pesca y el turismo. La
necesidad de tomar aire en superficie, unida al letargo de las tortugas
en sus fases de reposo y calentamiento flotando en la superficie del mar
hace que estos animales sean frecuentemente víctimas de la colisión con
embarcaciones rápidas.
Pero es, sin lugar a dudas, la puesta de huevos en nidos terrestres
uno de los principales factores que han hecho extremadamente vulnerables
las poblaciones de tortugas frente al ser humano.












